Lo que delata a un vídeo grabado con el móvil no es la calidad de la imagen. Muchos teléfonos hoy en día tienen poco que envidiar a las cámaras de vídeo de hace sólo unos años. Tienen resolución 4K, 60 cuadros por segundo, buenos colores e incluso buen sonido. No es eso lo que delata al vídeo grabado con un móvil, sino el pulso de quien lo graba. Porque, no nos engañemos, resulta difícil mantener la cámara quieta y estable, incluso en aquellos smartphones que están dotados de un estabilizador interno.